Mi primera añada. Decidí sacar al mercado 2.400 botellas de un vino elaborado a partir de las variedades Garnacha (cepas muy viejas) y Syrah. La base del vino era la Garnacha vieja (70 %). Estuvo sometido a una crianza de casi 5 meses en barricas nuevas de roble francés, de 500 L, con battonages semanales durante los últimos meses de crianza. Fue el primer paso de mi proyecto, mi pequeño sueño hecho realidad en 2.400 botellas.
Dupliqué la producción y cambié las proporciones del coupage, con un 70 % de Syrah y un 30 % de Garnacha de cepas muy viejas. Mi idea era buscar una línea más moderna, un vino más potente, fresco y frutal, con más capacidad para aguantar el paso del tiempo en la botella. Introduje barricas de 225 L, también de roble francés, con el mismo tipo de tostado que las de 500 L. El resultado me gustó. Y, también a los críticos y consumidores.
De momento, he mantenido la misma producción, pero, he vuelto a cambiar las proporciones del coupage, siguiendo la línea del 2.006, pero, con una base clara de Syrah (95 %) y, el resto, una mezcla de otras variedades. La crianza sigue siendo de 5 meses y medio en barricas de 500 L y 225 L de roble francés. El resultado es el vino que actualmente está en el mercado: intenso, expresivo, frutal, floral, con notas balsámicas y especiadas de la madera, amplio en la boca, largo, persistente y muy fresco.
En esta añada continúo con la misma producción y he mantenido la línea del 2.007, con base de Syrah (95 %) y una mezcla de otras variedades para completar el coupage. Sigo también la línea de crianza, 5 meses y medio en barricas de 500 L y 225 L de roble francés. El resultado es muy parecido al del año anterior, quizás, aún más intenso, muy expresivo y frutal, con notas florales propias de la variedad y una madera bien integrada que aporta balsámicos y especiados. La boca es amplia, con un tanino potente pero bien pulido, largo, persistente y con una gran frescura que invita a tomar siempre una copa más.
La línea del 2.009 es la misma que la del año anterior. He aumentado un poquito la producción, pero, mantengo la base de Syrah (95 %) y una mezcla de otras variedades para completar el coupage. La crianza es la misma, 5 meses y medio en barricas de 500 L y 225 L de roble francés. El vino se muestra intenso, expresivo y frutal con notas balsámicas y especiadas propias de una madera elegante y bien integrada. La boca resulta amplia y muy fresca, como ya es habitual en los Destiempos anteriores. Largo, persistente y equilibrado, rebosa poesía en cada copa.
He mantenido la línea de la elaboración, con base de Syrah (95%) y una mezcla de otras variedades para completar el coupage. Asimismo, la crianza sigue siendo la misma, dependiendo del año, entre 5 y 7 meses en barricas de 225 L de roble francés. El resultado, vinos muy expresivos y frutales, marcadamente varietales, con notas balsámicas y especiadas que les aporta la madera, siempre elegante y bien integrada. Como en los Destiempos anteriores, la boca es amplia y fresca, resultando vinos largos, frescos y evocadores de poemas en cada copa.